
Cuida a tu bebé sin sufrir lesiones
Criar a un hijo puede ser una de las mejores experiencias de la vida. Pero sin adoptar ciertos hábitos y precauciones, también puede convertirse en una ingente fuente de lesiones. Hoy hablamos de las más habituales y cómo evitarlas.
Cuello. A menudo los dolores de cuello están relacionados con una mala postura, especialmente en el caso de la lactancia. Debe ser una posición cómoda y que puedas cambiar durante la toma o al alternar de pecho. Intenta bajar la cabeza sin meter el mentón hacia el cuello. También hay que vigilar nuestra postura con el portabebés, ya que puede acarrear dolores en cuello y en la parte superior de la espalda. Debe ajustarse correctamente y usarse en períodos cortos de tiempo.
Muñecas. Las tendinitis de muñeca son muy frecuentes a causa del reiterado movimiento de levantar al bebé, agarrándole por la cintura o por debajo de sus brazos. Generalmente, cogemos al niño con los dedos pulgar e índice en ángulo recto, llegando a tensionar el tendón. Podemos evitar el dolor si, al levantarlo, simplemente mantenemos los pulgares cerrados, metiendo las manos por debajo de sus brazos y sin extender los dedos al cogerlo.
Espalda. En varias ocasiones, el dolor lumbar lo causa la forma en que los padres se inclinan sobre su hijo al cambiarlo. Con frecuencia sucede porque el cambiador no es cómodo y fuerza a adoptar una postura inadecuada. Prueba a cambiarlo de vez en cuando sobre la cama, sentándote con las piernas abiertas y situando al pequeño entre ellas. Y cuando levantes al bebé, asegúrate de que doblas las rodillas y no la espalda. Acércalo al cuerpo mientras metes el ombligo, como si quisieras llevarlo hacia la espalda. Así contraes el abdomen y no cargas el peso sobre la espalda.
Caderas. Al mantener cogido al niño del mismo lado, cargamos el peso en una sola cadera, desnivelándola y tensándola respecto a la otra. Lo mejor es alternar ambos lados al sujetar al bebé, usar un portabebés o sillita de paseo y animarlo a andar por su propio pie una vez ha aprendido.
Rodillas. A medida que el niño crece y gana peso, nuestras rodillas se resentirán cada vez más. Gestos en apariencia inocuos, como ponernos a la altura del pequeño para jugar o hablarle, nos obligarán a arrodillarnos o acuclillarnos. Normalmente, realizar estiramientos y elevaciones de piernas será suficiente para superar las molestias.
Pies. La fascitis plantar es otra lesión muy común, provocada por estar descalzo de pie sobre superficies duras con el bebé en brazos demasiado tiempo. Llevar zapatos cómodos y de suela gruesa es la mejor opción para evitar dolencias.
Afortunadamente, la mayoría de estas lesiones son pasajeras y probablemente bastará con vigilar la forma de realizar las tareas cotidianas que implican a tu bebé, además de realizar estiramientos regulares en las zonas afectadas y hacer ejercicio. Andar con frecuencia y a un ritmo vivo puede ser más que suficiente, ya que caminando activamos numerosas partes del cuerpo, mejorando nuestra forma física y flexibilidad.
Fuentes
Elaboración propia a partir de diversas fuentes