La inflamación es una reacción del cuerpo frente a una agresión interna o externa. Tras un golpe, una caída o una torcedura, los pequeños vasos sanguíneos del área afectada se dilatan y aumentan el flujo sanguíneo. Esta acumulación de líquido produce hinchazón y genera presión en los nervios, lo que genera dolor. Asimismo, la acumulación de sangre causa enrojecimiento y calor.
Los antiinflamatorios ayudan a recuperar el flujo sanguíneo normal, reduciendo dichos síntomas y acelerando la recuperación. Algunos medicamentos antiinflamatorios tópicos, como Flogoprofen, disminuyen además el dolor.