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“WhatsAppitis”, patologías del móvil

La tendinitis del móvil

Una de las WhatsAppitis más comunes derivadas de la adicción al móvil es la tendinitis extensor del pulgar o tenosinovitis de Quervain. Esta patología se refiere a la inflamación del tendón del pulgar, provocado por el esfuerzo del dedo al enviar constantemente mensajes de texto a través del WhatsApp. Según un estudio de Microsoft asociado al uso de los Smartphones y la informática móvil, el uso reiterado del teléfono para enviar mensajes puede provocar una tensión diez veces mayor en nuestro pulgar que un teclado normal, además de fuertes dolores en la mano, inflamación de los tendones y calambres. Otro informe, ahora de la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de Europa, revela que esta dolencia se presenta entre 13 y 15 veces más entre las personas que realizan este tipo de tareas manuales intensas que en el resto de la población.

Hace aproximadamente una década, traumatólogos y ortopedistas hablaban del síndrome del túnel carpiano, asociándolo al excesivo uso de los ordenadores y ligado a determinados entornos laborales. Pero desde hace unos tres años, las dolencias se concentran en los pulgares, que ahora son los responsables de chatear, enviar correos electrónicos, subir fotos…

La prevención de este tipo de WhatsAppitis es sencilla: olvidarse del móvil unos minutos. Si esto no es posible, podemos intentar ralentizar el ritmo de escritura, o combinar ambas manos y adoptar una postura cómoda, con un apoyo adecuado. También es recomendable ejercitar manos, muñecas y brazos, haciendo estiramientos, flexiones y rotaciones de la zona afectada.

Los trastornos relacionados con el estrés y la ansiedad son los más abundantes

Otras patologías del móvil

Además de la tendinitis, la obsesión por el móvil provoca una serie de patologías relacionadas con el estrés:

  • Nomofobia. Término clínico para definir a la persona que siente un pavor irracional ante la sola idea de no disponer de un teléfono móvil o no poder estar constantemente conectada a Internet. Según un estudio de la Universidad de Kent State, Ohio, causa un aumento del estrés que puede llegar a alteraciones graves, junto a abatimiento y desánimo.
  • Phubbing. Tras este neologismo que fusiona “phone” –teléfono- con “snubbing” –desprecio-tenemos un comportamiento cada vez más habitual: no hacer caso a las personas que te rodean y centrar toda tu atención en el teléfono móvil. Según un estudio de Tuenti Móvil, el phubbing ha sido realizado ocasionalmente por el 66,8% de los españoles y un 13% admite hacerlo siempre.
  • Vibranxiety.  Sucede cuando el usuario cree que su Smartphone le ha informado de una alerta que no se ha producido. Los expertos consideran que la patología se genera debido a que partes del cuerpo se han acostumbrado a actuar ante los impulsos generados por el móvil y, ahora, reaccionan ante estímulos similares que antes ignoraban. Así, cualquier movimiento hace creer a la persona que está recibiendo un «WhatsApp».

Si el móvil nos genera ansiedad, ignoramos a nuestro interlocutor en una conversación o nos duelen los dedos y muñecas, probablemente padecemos una forma de WhatsAppitis. Si esto sucede, es hora de cambiar nuestra relación con el móvil.